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Cory Coyllur, una leyenda de los Andes

Esta leyenda está basada en las versiones que escuche hace muchos años, tal como se dejaba las actividades de la civilización Inca por medio oral de generación en generación. En los pocos libros que revisé, no encontré ninguna mención en referente a la Ñusta* Cori Coyllur (o Cory Coyllor). Entonces a modo de refrescar la memoria y rendir homenaje a una mujer lleno valentía cambio la vestimenta de princesa para ponerse las de un guerrero e ir al rescate de su amado que luchaba contra el ejército de su padre. 

Introducción

Viajar por los Andes centrales del Perú, y sobre todo cuando uno sube las montañas, da la sensación de estar en los más alto de una tribuna de un estadio, donde la parte inferior esta la maravilla de la naturaleza en toda sus dimensiones, entre contracciones incluido. En algunas de ellas existe hasta hoy los hermosos vestigios de obras de ingeniería, dignos de ser tomados en cuenta para un estudio a profundidad. 

Bien, voy a definir más exactamente el lugar para una mejor comprensión. Al norte de Huancayo, encontramos a la ciudad de Jauja y Tarma y entre estas dos ciudades tenemos al místico y hermoso Valle de Yanamarca. 

En los años 80, cuando estuve en esta hermosa tierra, conocí la solidaridad entre sus habitantes de un pueblo, entre los pueblos cercanos; donde el “buen vivir” imperaba por cada rincón del Valle de Yanamarca. Después de esa época, no regresé para ver a su hermosa gente y sus dos paisajes principales de invierno y verano y las otras casi pasan desapercibidas. 

Una de las actividades que congrega a todos los pueblos del Valle de Yanamarca, es la que se realiza en semana santa donde se realizan varios concursos. - La Maqtada, las rabonas, el desfile militar, etc.; también se pone en escena los eventos históricos y de la actualidad más resaltante a nivel local, nacional e internacional. Todo esto un día antes del viernes santo. 

El viernes santo a partir de medio día las calles y los ánimos de la gente sufren una metamorfosis, la calles son tomadas por los famosos rancheros en varias localidades de este valle (Marco, Acolla, Yanamarca, Tunanmarca, etc.) vestidos de militares y por lo general con las caras pintadas, siendo la atracción para los extraños venidos y para los habitantes del lugar. Todas estas actividades se van trasmitiendo de generación en generación a través de las palabras como se hacían antes de conocer la escritura u otro medio. Eso es la razón por la cual este valle es un libro abierto y viviente. Por ahora dejare aquí el tema, porque hablar de este lugar donde nacieron hombres guerreros y buenos agricultores desde hace muchos siglos, me ocuparía muchas líneas, pero lo haré en otra oportunidad. En esta oportunidad voy a consagrar unas las líneas a la princesa Cory Coyllur. 
El Valle de Yanamarca, Foto de Internet
Época pre-inca

Cuando se hace un recorrido por el Valle de Yanamarca, las evidencias de los habitantes de este lugar aun estas perceptibles, por ejemplo tenemos las construcciones de sus fortalezas en las partes altas de los cerros, que le servía a la vez de vivienda y de defensa ante algún enemigo invasor en las localidades de Tunanmarca y de Yanamarca; hermosas obras de ingeniería. Todas estas construcciones fueron construidas antes de ser anexados a la Civilización Inca. Estas construcciones, en la actualidad no están siendo cuidadas y no se están poniendo en valor el legado histórico de este lugar por negligencia y desconocimiento de las autoridades y la poca conciencia del poblador de la zona. Es imperativa una puesta en restauración de estas evidencias legendarias e importantes de los antepasados del Valle de Yanamarca. 

El poblado de Yanamarca, Tunanmarca, Acolla, Marco, El Tingo, etc. y los alrededores, pertenecían al pueblo de Xauxa, los enemigos acérrimos de los Wancas quienes querían someterlos a su poder, fracasando en sus intentos. Entonces ante este problema los gobernantes de ambos pueblos llegan a un acuerdo para construir una especie de confederación – Wanca Xauxa. Después de poco tiempo esta confederación toma fuerza, gracias a los hombres que lo único que tenían en común fue su enorme dedicación al trabajo y una autoestima a prueba de todo y su enorme amor a su pueblo y su legado histórico, eso explica el de por qué en la región centro del actual Perú, existe todo un parque de la Identidad Huanca (1), algo muy importante como pilar fundamental para construir una grandeza con su pueblo y nación. 

Periodo Incaico 

Durante la expansión del Imperio Inca, la confederación Wanca - Xauxa hizo frente a la armada de los Incas. Tuvieron que pasar varias guerras para recién caer ante el poder incaico, cuando Túpac Inca Yupanqui era el jefe supremo del Imperio. Bajo este nuevo régimen, los pobladores siguieron dedicándose a sus actividades con ciertas modificaciones ligeras propios del Inca. Guerra Civil Entre los años 1524 y 1528, cuando el Inca Huayna Capac, se instala en el norte del Imperio Incaico, donde funda un “segundo Cuzco”, Tumipampa, en el sur del actual Ecuador. Él permanecerá hasta su muerte producto de una epidemia de viruela introducido por los invasores españoles a tierra americana - ya presentes en el continente – que mató también al sucesor que ya estaba designado (2). Entonces la realeza Inca deja como heredero legitimo del Imperio a su hijo Huáscar, quien está en el Cuzco. 

En lugar de que Atahualpa, el también hijo de Huayna Capac reconozca a su hermano Huáscar como heredero del Imperio Inca, él pone en práctica todas sus habilidades y convoca a todos los mejores guerreros que le habían servido en sus conquistas en épocas pasadas. Poco después, hacia el año 1530 Atahualpa instalado en Ecuador se subleva y provoca una guerra civil sin precedentes (3). Es el inicio de la guerra civil en el imperio incaico.

Esta guerra civil toma una gran envergadura y la victoria es fácil para Atahualpa frente a Huáscar y, avanzan rápidamente hacia el sur. Es justamente en el Valle de Yanamarca donde se realiza el enfrentamiento entre los ejércitos de los dos hermanos incas. A pesar de que los Wancas y Xauxas lucharon a lado del ejército de Huáscar, en los enfrentamientos Huáscar fue hecho prisionero.

Yanamarca, testigo de eventos históricos

Es en las pampas de Yanamarca donde las más grandes batallas se libraron desde época inmemoriales, incluso hasta en las últimas guerras cuando ya existía el Perú como república, bueno este último es otro asunto que dejaré para otra oportunidad. No solo este hermoso Valle de Yanamarca fue escenario de guerras, sino también de bellas historias de amor y, la más importante y menos conocida es la que relata la leyenda entre Quilaco, un general del ejército de Atahualpa y la princesa Cory Coyllur (Estrella de Oro). 

La historia de Cory Coyllur

En esta parte del Tahuantinsuyo, Quilaco Yupanqui, general del ejército incaico que tuvo una buena educación, gracias a la formación recibida en el Cuzco, tenía la simpatía por los partidarios tanto de Atahualpa como así de Huáscar, que querían tenerlo ambos como general de su armada. 

Atahualpa envió al general a Cuzco para las negociaciones con Huáscar para evitar la guerra civil, pero Huáscar rechazó esa iniciativa. Es en esta misión que el general conoce a la hermosa princesa Cory Coyllur, hija de Huáscar, de quien queda encandilado por la hermosura de esta joven Inca. Entonces, el general hace la demanda a la madre de la princesa para contraer matrimonio con Cory Coyllur. Después del acuerdo favorable, el guerrero regresa a Quito por órdenes de Atahualpa mientras Cory Coyllur ya con el corazón lleno de amor no tiene otra opción que esperar que su guerrero regrese pronto. 

Entre la ruta que tenía que cruzar desde Cuzco para llegar a Quito, necesariamente debería de pasar por la zona central del actual Perú, precisamente por el Valle de Yanamarca y, es aquí donde sucede una de las más sangrientas batallas entre las armadas de Huáscar y Atahualpa. El rumor es rápidamente extendido hasta el Cuzco, llegando a los oídos de Cory Coyllur y, consternada por la noticia de que su futuro esposo estaba enfrentando al ejército de su padre, decide ir a la guerra, dejando los atuendos propios de una princesa Inca. 

De princesa a guerrera Inca

Los cuzqueños toman conocimiento de esta batalla, entonces deciden enviar un contingente de hombres guerreros de diferentes lugares del Tahuantinsuyo que estaban a lado de Huáscar, uno de ellos era el ejército Quechua. Es en este último que Cory Coyllur, ya con un profundo amor que sentía por Quilaco se uniría muy sigilosamente entre los hombres del ejército, pero para eso la muy hábil princesa se corta el cabello, se pinta la cara y deja de lado la vestimenta de detalles de oro y plata para ponerse la indumentaria de un guerreo Inca y, sale prácticamente desapercibido entre los hombres de Huáscar que se dirigían rumbo al Valle de Yanamarca. 

Quilaco es auxiliado por el “enemigo” Titu

Quilaco y su ejército a pesar de haber masacrado al ejército de Huáscar, él resultó herido. Y, cuando llega Titu (el nombre que tomó Cory Coyllur, para confundirse entre los guerreros) no ve más que desolación y sangre dejada por los heridos y muertos de ambos ejércitos en todo el Valle de Yanamarca. Entre tanta gente herida, Titu por la vestimenta que llevaba, era fácil de identificarla de qué lado estaba, sin embargo, sus compañeros no entendían por qué Titu recorría por donde estaban los heridos del ejército enemigo. 

Después de una rápida búsqueda entre los cuerpos llenos de sangre, Titu logra con el cuerpo de Quilaco lleno de heridas inmediatamente lo saca del campo de batalla. Quilaco completamente consternado no entiende por qué un enemigo lo está auxiliando, puesto que no logra reconocer a Cory Coyllur. Entonces en su desesperación y con el cuerpo desangrándose, empieza a gritar a viva voz en señal de amor, el nombre de la princesa – ¡Cory! ¡Cory! ¡Cory! ... sin saber que el guerrero Titu es su princesa Cory Coyllur. 

Como si se trataría de un verdadero guerrero disciplinado del Imperio Incaico, Titu da los primeros auxilios a Quilaco, curándole sus lesiones, mientras aún permanecía con la ropa de un guerrero. Luego de haberse alejado del campo de enfrenamiento, Titu mientras deja la ropa de guerrero, Quilaco se percata que era Cory Coyllur. Anonadado el general Quilaco y hechizado por el amor y la hermosura de Cory Coyllur, la leyenda nos dice que ambos deciden entregarse mutuamente, donde lo único que importa es la dimensión temporal de la eternidad de este instante mágico.

Algo muy importante a subrayar de esta leyenda y a tener en cuenta la estructura social del Tahuantinsuyo. Por ejemplo un guerrero e incluso un general como Quilaco era imposible que contrajera matrimonio con los de la nobleza Inca, sin embargo bajo el contexto y la arriesgada y valiente decisión de Cory Coyllur, rompe toda las barreras que impedía esta unión, donde lo único que importa es el amor e incluso ir al campo de batalla por defender un ideal, un principio bajo el cimiento de amor. 

Según lo escuchado de esta leyenda, Quilaco y Cory Coyllur se trasladan a Jauja (al sur del Valle de Yanamarca) donde son bautizados bajo la religión cristiana de los invasores españoles y, fueron impuesto a cambiarse de nombre, como se hizo en todo el Tahuantinsuyo desde la llegada del los invasores. Es así como nace esta historia en plena guerra civil y, también terminaría casualmente con los enfrentamientos entre quiteños y cusqueños, para luego iniciar la destrucción del Tahuantinsuyo por parte de los invasores y genocidas y etnocidios españoles (4), quienes decapitaron a Atahualpa (5) y causaron la muerte entre 6 y 8 millones entre autóctonos y africanos durante la explotación de la mina en Potosí (6). 

Para terminar, así como hace más de 5 siglos intentaron destruir la cultura Incaica y no lo podrán mientras existan hombres empeñados en reconstruir su pasado, su identidad, etc.; también existen los que adoran patéticamente a lo extranjero, desconociendo o negando la historia de la mayoría. Sin embargo le está creciendo el cuello al Inca decapitado y quiero dejarles un texto que encontré en el libro de Joël Saugnieux: "Ese día los cuatro soles [en referencia a los cuatro suyos, ndlr] aparecerán y estos astros quemaran a todos los Misti (**), a todos los peruanos, a todos los españoles a todos estos blancos que nos explotan, pobres imbéciles…" (7). 

Como dije a un inicio, no tengo bibliografía sobre Cory Coyllur, pero sé que existen; entonces les agradeceré si me envían, ya sea en imágenes escaneadas con todos los detalles del libro o solo el autor y titulo del libro al correo electrónico : logophilo@outlook.com. Muchas gracias. 

*Ñusta, es el nombre en quechua de las princesas del Imperio Inca. 
** Los miembros de la clase dominante.
Referencias bibliogarficas:
(1) Pagina web, Huancayo Perú, visitado el 05/02/2014, http://www.huancayoperu.com/turismo/atractivos-turisticos/
(2) Les Incas, César Itier, Société d’éducation Les Belles Lettres, 2008, Pag. 37. 
(3) Ibid. 
(4)No hubo en absoluto sacrificios humanos antaño en América (http://logophilo.blogspot.fr/2013/12/no-hubo-en-absoluto-sacrificios-humanos.html 
(5) Atawallpa ou la Dérision du destin, Roberte Manceau, Editions Peuples du Monde, 1992. 
(6) Les peuples premiers, des mémoires en danger, Jérôme Bimbenet, Edition Larousse 2004, Pag.47.
(7) Contes et récits des Indiens Quechuas, La tradition orale andine. Textes traduits par Joël Saugnieux, Presses Universitaires de Nancy, 1987. Pag. 113. 

Nota: En la actualidad, en el Valle de Yanamarca, en el distrito de Acolla existe un colegio para mujeres que lleva el nombre de Cory Coyllor. Y, no sólo eso, también en este mismo distrito se tiene al colegio de varones Inca Garcilaso de la Vega. Estos nombres son un indicador de la identidad e historia muy arraigada en este parte del actual Perú. Las autoridades, no sólo de esta parte, sino en todo el actual Perú, deben reivindicar el legado histórico de la grandeza pre-inca e Inca y en memoria a ella, deberían dar a las bibliotecas, calles, plazas, colegios, etc. nombres ligados con esta historia antes de la llegada de los invasores. Pero también dar nombres de los grandes patriotas después de la creación de la República del Perú, un ejemplo de ello tenemos al colegio Juan Velazco Alvarado (Leer el libro: La Revolución de Velasco en cifras, de Vargas Gavilano Amilcar, Lima: INPET, 1989), en el mismo corazón de Yanamarca. 

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