Reportaje : Perú, la verdad sobre el espanto
Los crímenes que dejaron, por un lado los seudo-luchadores en favor del pueblo (Sendero Luminoso) y, por otro lado, las autoridades (principalmente por los militares) es una parte sombría de la historia del Perú. Crímenes cometidos durante dos décadas, por los dos frentes contra un pueblo pacífico y trabajador.
La televisión española (rteve.es) en el 2003 emitió el reportaje Perú, la verdad sobre el espanto , donde traza los peores crímenes cometidos principalmente por el nefasto y antipueblo grupo Sendero Luminoso y por los militares que cometieron excesos. Desde 1980 y durante más de dos décadas, Perú sufrió una ola de violencia que dejó como saldo miles de muertos y desaparecidos; cientos de miles de desplazados y una sociedad traumatizada y perpleja. Tras la huida a Japón de Alberto Fujimori y la puesta en marcha de una Comisión de Investigación por parte del gobierno de Valentín Paniagua, un equipo de En Portada viajó hasta el país para hablar con víctimas y verdugos, recorriendo los escenarios de la violencia más cruda.
El fanatismo de Sendero Luminoso y otros grupos subversivos, la represión indiscriminada del Ejercito, y la indiferencia o la tolerancia de la clase política, permitieron que los más pobres, principalmente campesinos indígenas, sufrieran una violencia brutal desde 1980, y durante más de dos décadas.
Después de la huida de Fujimori al Japón, el gobierno de Valentín Paniagua puso en marcha una Comisión formada por notables del país, con el encargo de "conocer cómo había sido la violencia en el Perú, escuchando a los que la sufrieron y dándoles la palabra". Las conclusiones fueron aterradoras: se duplicaba el número de muertos y desaparecidos de las primeras estimaciones, y aunque la violencia afectaba a toda la sociedad, era especialmente brutal con los campesinos indígenas que vivían en las montañas.
El equipo En Portada de la televisión ha recorrido aquellos lugares donde la violencia fue más intensa, para hablar con las víctimas y los verdugos. El reportaje se grabó en las regiones andinas de Ayacucho y Cuzco, donde nació y se asentó con más fuerza Sendero Luminoso, y donde actualmente existen más de 400 fosas comunes. En Capaya, un pueblo a casi 4.000 metros de altura, su alcalde nos enseñó como los animales salvajes estás desenterrando restos humanos pendientes de identificación. Visitamos la región cocalera del Alto Huallaga corazón de la selva peruana, donde la violencia del narcotráfico se sumó a la insurgente y a la institucional. Al río que da nombre a la región, fueron arrojados los cuerpos de más de 1.500 personas según los cálculos más optimistas. También grabamos en Lima, la capital, donde la mayoría de sus habitantes vivieron de espaldas al conflicto, mientras la clase política y los dirigentes de Sendero "jugaban al gato y al ratón" con las vidas de miles de ciudadanos.
Un historia a tener presente para que nunca más vuelva a repetirse y pedir a las autoridades que hagan justicia para los de escasos recursos económicos y, a apostar por el desarrollo social económico de las provincias más lejanos de la capital peruana.
El fanatismo de Sendero Luminoso y otros grupos subversivos, la represión indiscriminada del Ejercito, y la indiferencia o la tolerancia de la clase política, permitieron que los más pobres, principalmente campesinos indígenas, sufrieran una violencia brutal desde 1980, y durante más de dos décadas.
Después de la huida de Fujimori al Japón, el gobierno de Valentín Paniagua puso en marcha una Comisión formada por notables del país, con el encargo de "conocer cómo había sido la violencia en el Perú, escuchando a los que la sufrieron y dándoles la palabra". Las conclusiones fueron aterradoras: se duplicaba el número de muertos y desaparecidos de las primeras estimaciones, y aunque la violencia afectaba a toda la sociedad, era especialmente brutal con los campesinos indígenas que vivían en las montañas.
El equipo En Portada de la televisión ha recorrido aquellos lugares donde la violencia fue más intensa, para hablar con las víctimas y los verdugos. El reportaje se grabó en las regiones andinas de Ayacucho y Cuzco, donde nació y se asentó con más fuerza Sendero Luminoso, y donde actualmente existen más de 400 fosas comunes. En Capaya, un pueblo a casi 4.000 metros de altura, su alcalde nos enseñó como los animales salvajes estás desenterrando restos humanos pendientes de identificación. Visitamos la región cocalera del Alto Huallaga corazón de la selva peruana, donde la violencia del narcotráfico se sumó a la insurgente y a la institucional. Al río que da nombre a la región, fueron arrojados los cuerpos de más de 1.500 personas según los cálculos más optimistas. También grabamos en Lima, la capital, donde la mayoría de sus habitantes vivieron de espaldas al conflicto, mientras la clase política y los dirigentes de Sendero "jugaban al gato y al ratón" con las vidas de miles de ciudadanos.
Un historia a tener presente para que nunca más vuelva a repetirse y pedir a las autoridades que hagan justicia para los de escasos recursos económicos y, a apostar por el desarrollo social económico de las provincias más lejanos de la capital peruana.
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