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El PIB, un concepto económico inútil y nefasto

Para determinar el estado de la economía, muchos acuden al concepto del Producto Bruto Interno (PBI). El PBI indica el valor de los bienes y servicios terminados en un período determinado, habitualmente un trimestre o un año. Esta estadística está establecida según la idea de que el consumo, no la producción de riqueza, hace avanzar la economía. Según este punto de vista, lo que importa es la demanda de bienes y servicios terminados. Dado que los gastos de los consumidores constituyen la mayor parte de la demanda global, comúnmente, se suele decir que el crecimiento económico está impulsado por la demanda de los consumidores.
Frank Shostak

Pero esta visión no está pegada la realidad. Ella imagina un mundo donde los deseos individuales siempre son satisfechos, porque considera la oferta de los bienes como sobre entendido o implícito. Todo lo que importa es la demanda que, a su vez, le da vida a un proveedor casi inmediatamente. Los diversos niveles de producción que preceden el bien final son ignorados.

Una ficción de la economía

En el mundo real no basta con tener una demanda, aun hacen falta los medios necesarios para satisfacerla. Estos medios, estos bienes intermediarios necesarios para la producción de bienes finales, no están disponibles inmediatamente, deben ser producidos. Así, para construir un automóvil, el carbón fue necesario para la producción de metal que, a su vez, se utilizó para fabricar herramientas, que servirán para la fabricación de máquinas, y así sucesivamente, hasta la producción de un automóvil. La interacción armoniosa de diversos niveles de producción resultará en un producto final.

La estructura del PBI da la impresión de que no son las actividades individuales que producen bienes y servicios, sino algo exterior a estas actividades llamadas "economía". Sin embargo, de ningún modo la economía no  tiene una vida en sí independiente de los individuos. Se trata de una metáfora, esta economía no existe.

Reagrupando los valores de bienes y servicios terminados, los estadistas concretan una ficción de la economía a través del PBI. Al decir que la economía tiene una vida en sí, los economistas de hoy en día (la mayoría) llegan a esta divertida conclusión, es decir, que lo que es bueno para los individuos no lo es necesariamente para la economía y viceversa. Pero la economía no existe sin los individuos, por lo tanto, lo que es bueno para los individuos no puede ser malo para la economía.

La estructura del PBI no puede decirnos si los bienes y los servicios terminados contabilizados son el resultado de un aumento de la riqueza o el consumo. Así, cuando un gobierno decide construir una pirámide u otra cosa que no añade nada al bienestar de los individuos, sin embargo, esto se traduce en el crecimiento económico según el PBI. La realidad es que los fondos necesarios para esta construcción reducen tanto como las actividades generadoras de riquezas.

Debido a que la estructura del PBI ignora completamente los niveles intermediarios de la producción, no puede ser de ninguna ayuda en la evaluación del ciclo económico. Por lo tanto, no es sorprendente que los economistas populares lleguen a la conclusión que una recesión es el resultado de una caída repentina de los gastos de consumo. Dentro de este marco de pensamiento, por consiguiente, tiene sentido promover una política monetaria expansionista para "revitalizar" la economía.

De nacional a individual

La noción de PBI también da la impresión de que hay un concepto de "producción nacional". Pero la riqueza es producida por los individuos y pertenece a los individuos. En otras palabras, los bienes y servicios no son producidos en su totalidad por la nación y supervisados por un jefe supremo. Esto, a su vez, significa que el propio concepto de PBI carece de fundamento. Es un concepto vacío.

Otros problemas graves existen en cuanto al cálculo del PBI. Para calcular una suma, diferentes elementos deben ser adicionados y éstos deben tener algo en común. Entonces, es imposible sumar refrigeradores a los autos y los polos con el fin de obtener el total de bienes terminados. Y puesto que la producción total no puede ser definida correctamente, no podemos cuantificarla.

Con el fin de resolver este problema, los economistas actuales dividen el gasto total sobre los bienes por el precio promedio de estos bienes. En este caso, ¿a qué se atribuyen el precio? Al tipo de cambio establecido entre los bienes en el momentos de una transacción entre dos individuos en un determinado lugar y tiempo. En el seno de nuestra economía monetaria, el precio es la cantidad de dinero dividido por la cantidad de bienes. Imaginemos dos transacciones: la primera, un televisor es cambiando por 1 000 dólares y en la segunda, una camisa es cambiado por 40 dólares. El precio o el tipo de cambio de la primera transacción es de 1000 dólares/ 1 televisor, mientras que el precio del segundo es camisa de 40 dólares/1 camisa. Con el fin de calcular el precio promedio debemos sumar estas dos relaciones y dividirlos por dos. Sin embargo, estas relaciones no pueden ser sumadas de modo que no se puede establecer el precio promedio.

Es interesante comprobar que sobre el mercado de las materias primas, los precios se indican refiriéndose a la materia en cuestión: dólares / barril de petróleo, dólares / onza de oro, dólares / tonelada de cobre, etc. Una vez más, cualquier concepto de precio promedio utilizado implica una suma o una multiplicación de cosas diferentes es ilegítima.

Entonces, ¿qué debemos hacer a declaraciones periódicas que dicen, a través del PBI, que la economía progresó o se redujo en un determinado porcentaje? Todo lo que se puede decir es que este porcentaje no tiene nada que ver con el crecimiento real de la economía y que esto refleja más bien la tasa de aumento de la moneda papel que ha sido imprimido.

Cuanto más hay impresión de dinero por el banco central y el sector bancario, más los gastos monetarios serán elevados. Esto significa, por consiguiente, que "la economía" reflejará la oferta de la moneda.

Pues no es sorprendente que con la estructura del PBI el banco central puede causar un crecimiento económico. [También es desconcertante observar que la mayoría de los economistas creen en este poder del banco central. ¿Ellos habrían agotado su capacidad de pensar para tratar de traducir la lógica en axiomas matemáticas?]

Un instrumento de Estado

¿Para qué sirve conocer la tasa de crecimiento económico? En una economía libre de intervención gubernamental, esta información no serviría de nada al empresario. El único indicador que un empresario utiliza es el de pérdidas y ganancias. Entonces, si se busca obtener un beneficio, ¿cuál es la utilidad de saber que "la economía" creció un 4% durante un período dado?

Lo que un empresario requiere no es sólo una información general, sino une información específica en cuanto a la demanda de un producto específico. El empresario mismo necesita su propia red de información para sus proyectos.

Es muy diferente, sin embargo, cuando el gobierno y el banco central se meten en las empresas. Bajo estas condiciones, ningún hombre de negocios puede ignorar el PBI ya que el gobierno y el banco central reaccionan a esta estadística a través de políticas fiscales y monetarias. Es lo mismo cuando los participantes de los mercados financieros que siguen la evolución del PBI con el fin de evaluar la posible respuesta del banco central.

Todo un ejército de economistas está ocupado tratando de predecir lo que el banco central hará de las tasas de interés. Con el fin de dar una razón a todo esto, una nueva forma de economía ha sido inventada: la macro-economía. Inútil decir que esta forma de ciencia económica no se preocupa del mundo real, sino de una entidad que no existe y que nosotros llamamos "la economía".

A través del PBI, los funcionarios del gobierno y del banco central dan la impresión de que puede conducir el barco que es la economía. Según este mito, la economía se supone seguir el camino trazado por esta gente omnisciente. Así, cada vez que la tasa de crecimiento desliza debajo del umbral previsto, darán un impulso a la "economía" y, por el contrario, cuando la "economía" crece demasiado rápido, intervendrán con el fin de enfriarlo.

Si el ejercicio de estas políticas se limita sólo al PBI, estaría sin peligro. Sin embargo, estas políticas interfieren con las actividades de los productores de la riqueza y socavan el bienestar de los individuos. Por poner un ejemplo, al intervenir en la "economía" a fin de volverlo más eficaz los agentes del gobierno estadounidense se ocuparon de destruir un gran creador de riqueza: Microsoft.

De la misma manera, mediante la impresión de dinero como les parezca oportuno y mediante la manipulación de las tasas de interés, el banco central no ayuda a generar prosperidad, sino solamente a producir un PBI más grande, y esto amenazándonos a todos nosotros de empobrecernos creando otro ciclo económico.


Podemos concluir que la estructura del PIB es una abstracción vacía carente de conexión con el mundo real. A pesar de ello, el PBI es un instrumento particularmente apreciado por los agentes del gobierno y del banco central, ya que proporciona una justificación a sus intervenciones en la economía. También abastece un marco ilusorio de referencia a la evaluación de la realización de los agentes del gobierno.[1]

Frank Shostak*

Fuente:
[1] Le PIB, un concept économique inutile et néfaste, Le  Québécois Libre
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*Frank Shostak fue profesor de economía antes de ser el director de estudios económicas de M.F. Global. Leer el artículo original:  What is up with the GDP?

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